miércoles, 24 de abril de 2013

0 El señor de las moscas de William Golding (1954)


 

¿Qué nos viene a la mente cuando pensamos en niños? ¿ternura, inocencia, fragilidad? A menudo, los niños son caracterizados como criaturas inocentes y carentes de maldad que requieren de la protección de sus mayores pero, ¿qué pasa cuando no hay adultos cerca? ¿los niños siguen siendo tan inocentes como pensamos? "El señor de las moscas" es quizá una de las pocas novelas en las que los niños no son descritos como inocentes y frágiles, sino como seres racionales que son capaces de ser tan crueles y desalmados como cualquier adulto.

Esta novela de William Golding se centra en un grupo de niños ingleses quienes, después de un accidente aéreo, terminan varados en una isla desierta en la que no existe un sólo adulto. Ante este escenario, los niños se ven obligados a organizarse bajo el liderazgo de Ralph, uno de los chicos mayores que es elegido para ser "el jefe" en esta nueva sociedad improvisada. Jack, el antagonista, es un niño intrépido y aventurero que desea convertirse en el líder de los niños. A través de estos dos personajes, Golding representa la dualidad del ser humano. Mientras Ralph encarna la civilidad y el orden, Jack representa el lado salvaje y primitivo del hombre. La rivalidad entre estos dos personajes saca a la luz el argumento central de la obra de Golding: en el interior del hombre radican tanto el bien como el mal y cualquiera de estos dos lados puede surgir de acuerdo a las circunstancias. Así, vemos la transformación de estos niños, quienes de tener el deseo de ser rescatados pasan a un estado de aparente conformidad con su nueva situación.

La dualidad de la naturaleza humana es un tema recurrente en la obra de Golding pues lo aborda en novelas posteriores a "El señor de las moscas" como "Ritos de paso" y "La oscuridad visible". Esta novela tiene la virtud de dosificar el argumento de tal forma que el lector puede ver claramente como los personajes van despojándose de su comportamiento habitual para entrar en esta nueva dinámica en la que no hay adultos que limiten su comportamiento y donde los niños son capaces de hacer cosas que van en contra de esa idea generalizada de inocencia y ternura. Hay que decir también que la novela se torna lenta en algunos pasajes y quizá el tono infantil que quiere transmitir Golding resulte un poco monótono para algunos. Aunque como profesor en Londres, Golding estaba bastante familiarizado con el comportamiento infantil y esto fue una de las razones por las cuales eligió a los niños como protagonistas, pero algunos personajes pueden resultar verdaderamente irritantes y exagerados.

"El señor de las moscas" es una novela novedosa porque se aparta de las ideas convencionales que existen acerca de los niños y su incuestionable inocencia, sin embargo, el libro no logra atrapar por completo al lector porque carece del dinamismo necesario para una novela de este tipo, donde quizá debería haber más acción y aventura. Recomendable sólo para quienes gustan de este género.

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