miércoles, 30 de octubre de 2013

0 Romeo y Julieta, William Shakespeare (1597)


La vida en Verona, una pequeña ciudad al norte de Italia, transcurre con calma para la mayoría de sus habitantes, pero no para los Montesco y los Capuleto, las dos familias más importantes de la ciudad, que desde tiempos remotos viven enfrascados en una rivalidad que continuamente provoca hostilidades entre ellos. En las calles no son raros los momentos de tensión, ya que el solo encuentro fortuito de Montescos y Capuletos puede conducir a un enfrentamiento con espadas y puñales desenvainados. Mientras que esta enemistad se extiende a los amigos e incluso hasta los sirvientes de dichas casas, los miembros más jóvenes de estas familias parecen tener preocupaciones más importantes que una vieja y absurda disputa cuyo origen ya nadie recuerda: como la mayoría de los adolescentes, Romeo Montesco pasa su tiempo lamentándose de su mala suerte en los asuntos del corazón, mientras que a la tierna Julieta Capuleto le preocupa tener que casarse por la fuerza con el Conde Paris, un pariente del príncipe de Verona que la ha pedido en matrimonio y espera enlazarse con ella cuanto antes. Así las cosas en Verona, la familia Capuleto organiza un baile de mascaras para que Paris pueda acercarse Julieta. Sin embargo, en un giro inesperado del destino, no será de Paris de quien se enamore perdida e irremediablemente la bella Julieta, sino de un enemigo infiltrado en la fiesta bajo el camuflaje de un antifaz: el heredero único de los Montesco, que se ha colado en baile por influencia de su primo. Sabiendo que su amor está condenado al rechazo de sus familiares y de la sociedad veronesa por ser parte de familias rivales, Romeo y Julieta tendrán que enfrentarse a una serie de obstáculos y circunstancias adversas, armados únicamente con su caprichoso, obstinado e impulsivo amor.

Escrita alrededor de 1597 por el célebre dramaturgo inglés, William Shakespeare, Romeo y Julieta (cuyo título completo es La más excelente y lamentable tragedia, Romeo y Julieta), es la obra que instauró definitivamente el arquetipo de las historias de amor imposible, el amor que tiene que luchar contra “viento y marea”, contra las presiones sociales, el amor loco, ardiente, impulsivo, pero también del amor destinado a terminar en desgracia. Ya mucho antes del siglo XVI se habían narrado trágicas historias de amor y muerte (como la de Píramo y Tisbe, o la de Habrócomes y Antía), por lo que no se le atribuye a Shakespeare haber sido el primero en escribir una tragedia de este tipo. De hecho, Shakespeare ni siquiera inventó la historia de Romeo y Julieta (que fue narrada por primera vez en poemas que datan de la primera parte del siglo XVI), pero él la rescató, la reinterpretó con su inigualable estilo y la rescribió para ser representada en un escenario, dando como resultado una obra que ha sido celebrada durante cuatro siglos. En cualquier caso, su versión de “Romeo y Julieta” es probablemente la más célebre historia de amor de la literatura. La historia de estos jóvenes, cuyo amor prohibido termina en desgracia en la oscuridad de una catacumba, ha sido reproducida y reinterpretada tantas veces durante más de cuatrocientos años, que en realidad no hace falta haberla leído o haber visto su escenificación para conocer el triste destino de los llamados “amantes de Verona”.

Hay que añadir que Romeo y Julieta es mucho más que la triste y romántica historia de amor adolescente que comúnmente se cree que es. Se trata en realidad de una emocionante obra que examina el rencor, la venganza, la relación entre el amor y la violencia, el matrimonio, los límites impuestos por las convenciones sociales, la inevitabilidad del destino, y el erotismo que resulta del cruce del sexo con la muerte.

Quien crea que Shakespeare, el teatro isabelino, o la literatura del siglo XVI han perdido su atractivo en el siglo XXI, no puede estar más equivocado. En menos de tres días (y tan solo 50 páginas) una inocente historia de amor juvenil termina en una desgracia digna del noticiario nocturno: dos jóvenes se casan clandestinamente sabiendo que son miembros de linajes enemigos, se frustró un matrimonio arreglado entre una pequeña de tan solo trece años con el hombre rico de la ciudad, cinco personas murieron, incluyendo dos menores que prefirieron suicidarse que seguir viviendo sin el amor de su (corta) vida, y dos hombres fueron detenidos, incluyendo un anciano que le facilitó a la pequeña un sofisticado narcótico. Todo esto mezclado con símbolos de amor, muerte y sexo, y románticos sonetos de la pluma de uno de los más célebres poetas de la historia. ¿Quién dijo que Shakespeare era aburrido?

miércoles, 23 de octubre de 2013

1 "Hambre" de Knut Hamsun (1890)


Autores tan destacados como Henry Miller, Thomas Mann y Hermann Hesse consideraron esta novela como un libro de cabecera para su formación como escritores. “Hambre” es, sin lugar a dudas, la obra más célebre del escritor noruego Knut Hamsun. Publicada en 1890, sigue siendo un referente obligado de la literatura nórdica, tanto por la calidad del texto como por la vigencia del argumento: la pobreza extrema y el hambre.

Del protagonista de la novela sabemos poco o mejor dicho casi nada, su nombre nunca se revela, su edad tampoco, su historia mucho menos. Lo único que sabemos es que es un joven escritor que ha caído en la miseria y que vaga por las calles de la ciudad de Cristianía (lo que hoy conocemos como Oslo). Narrada en primera persona y con recurrentes monólogos, el protagonista cuenta la desgracia en la que se encuentra. Sin dinero, sin trabajo, sin amigos pasa los días caminando sin rumbo por la ciudad tratando de no desfallecer por el hambre, un hambre que lo carcome y enferma, que lo lleva a límites tras los cuales sólo se esperaría que lo aliviara la muerte, pero que por una u otra razón continúa viviendo para prolongar esa agonía.

Merodeando por las calle de Cristianía y anhelando tener algunos centavos para un mendrugo de pan, Hamsun narra el infortunio de este joven, cuya desgracia pareciera en algunos momentos autoimpuesta, producto de su propia soberbia y orgullo, no parece que realmente desee salir de ese bache y, cuando su suerte está a punto de cambiar, su propio comportamiento pareciera estar dirigido a perpetuar su situación. A pesar de lo trágica que es la historia de este joven que pasa días sin probar alimento, que la debilidad y la fatiga lo obligan a recostarse constantemente en cualquier muro de la ciudad, el autor logra romper esos momentos de gran tensión emocional con situaciones irónicas cada vez que pareciera haber llegado el final del protagonista.

Narrando sus infortunios, el protagonista entabla extrañas y divertidas conversaciones con todo tipo de personajes, de los cuales es difícil discernir si son reales o son producto de las alucinaciones provocadas por el hambre. Incluso en medio de su desgracia, el protagonista se enamora de una mujer a la que simplemente nombra “Ylajali”, la cual no entiende cómo puede fijarse en él, estando “sucio, desgarrado, desfigurado por el hambre, sin lavar, vestido sólo a medias, como para que me tragara la tierra”.

En mi opinión, “Hambre” destaca por dos razones como una de las obras más representativas de la literatura nórdica. Primero, porque a pesar de ser un texto de finales del siglo XIX, el argumento central sigue siendo totalmente relevante en nuestros días, el hambre y la miseria sufrida por millones de personas alrededor del mundo y la indiferencia colectiva frente a esta situación, algo que no ha cambiado mucho desde entonces. Segundo, porque la habilidad de Hansum para la narrativa es muy sobresaliente, presenta claramente el argumento, describe detalladamente las emociones vividas por el protagonista y guía al lector a través de una multiplicidad de estados de ánimo, del enojo a la tristeza, de la alegría a la frustración, todo esto dando la impresión de que cualquiera podría escribir un texto así.

Mas aún, Hamsun fue un autor que pasó de la gloria al repudio. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1920 para después de la Segunda Guerra Mundial ser repudiado por la sociedad noruega por haber apoyado abiertamente el régimen nazi y al gobierno colaboracionista de Vidkun Quisling. Es interesante leer esta obra porque a pesar de las ideas políticas de Hamsun, hace un retrato muy fiel de quienes terminan siendo marginados de la sociedad y que parecieran volverse invisibles ante los ojos de los demás. Muy recomendable.


miércoles, 16 de octubre de 2013

0 Demian, de Hermann Hesse (1919)


Publicada en 1919, ésta es la crónica del desarrollo emocional, intelectual y espiritual del joven Emil Sinclair, protagonista y narrador de la historia. Emil es un niño precoz en ciertos sentidos, curioso e  intuitivo, pero carente de valentía y débil de carácter y espíritu. Toda su infancia ha vivido inmerso en la comodidad y la seguridad de un “mundo luminoso” conformado por la protección que le brindan sus padres, y por el confort y bienestar de un hogar en el que no le ha faltado cariño ni sustento. Aunque hasta ese momento no ha conocido otro ambiente, intuitivamente comprende que más allá de las puertas de su casa comienza otra realidad, un polo opuesto a su orbe luminoso en el que reina la calidez y la paz: un “mundo oscuro”, marcado por la estridencia, la rudeza, la suciedad, la inseguridad y el salvajismo. Cierta tarde en la que él y otros chicos van a explorar un río cercano, Emil pronunciará una mentira infantil y corriente, que sin embargo lo apresará y arrastrará al “mundo oscuro” con la fuerza con la que una tormenta hunde una pequeña barca. En medio de este aprieto, Emil conocerá a Demian, el enigmático chico nuevo de la escuela. Este encuentro aparentemente azaroso marcará definitiva y trascendentalmente a nuestro protagonista, y le será vital no sólo para enfrentar sus primeros obstáculos en el “mundo oscuro”, sino durante toda la travesía emocional y espiritual que apenas ha comenzado. Como el Virgilio de Dante, Demian guiará a Emil a través de un viaje que tiene como meta encontrarse a sí mismo.

Éxito instantáneo desde su aparición (años de posguerra en los que la juventud se cuestionaba sobre el sentido de la guerra), Demian no sólo es la obra más emblemática del escritor suizo de origen alemán Hermann Hesse, también es una de las bildungsroman (“novela de formación” o “de “aprendizaje”) más populares, estudiadas y alabadas en la historia de la literatura y una de las que más claramente definen este subgénero de la novela. En Demian, Emil Sinclair rememora su paso de la infancia a la madurez, no ya físicamente, sino como una transición de la inocencia, la curiosidad y la fragilidad, a la templanza, al auto-conocimiento y a la independencia espiritual e intelectual. Para contar la historia de este tránsito, Hermann Hesse, a través de Demian, Emil y otros personajes, explora temas como la voluntad, la dualidad/indivisibilidad del bien y el mal (ambos, temas de corte nietzscheano), el inconsciente, el simbolismo, los sueños (temas relacionados con el psicoanálisis), la búsqueda de uno mismo, los instintos, la religión y el gnosticismo.

Como en toda novela de formación, se hace énfasis en los momentos difíciles, los obstáculos, los tropiezos y las angustias por las que el protagonista tiene que pasar, ya que es precisamente la lucha contra esas dificultades y las enseñanzas obtenidas de esas batallas, lo que va “formando” al protagonista y lo conduce a la siguiente etapa de su recorrido. Especialmente importante para Emil Sinclair serán los difíciles años de adolescencia, marcados por la ansiedad y la inquietud de la incertidumbre, las reflexiones sobre el amor, sobre el sentido de la vida, sobre la soledad, pero también por la búsqueda de algo más allá de lo banal y lo convencional, y especialmente por la búsqueda de sí mismo. Nuestro narrador no estará totalmente solo durante su travesía: además de Demian, su amigo y principal guía, Emil encontrará a su paso a otros personajes que, cada uno a su manera, le irán mostrando el camino a seguir, como Kromer, un brabucón que lo chantajea y tortura psicológicamente, Beatrice, una bella joven en la que materializa sus ideales más puros, o Pistorius, un excéntrico organista experto en esoterismo y religiones antiguas.

Si bien Demian es una novela particularmente popular entre jóvenes y adolescentes, no hay una edad límite para disfrutar de esta profunda y conmovedora historia. Se trata de una obra clásica que todo lector debe conocer en algún momento. Si bien por un lado Demian es una obra breve, ágil y clara en el lenguaje, ciertamente la profundidad de su mensaje y de las reflexiones que encierra invitarán al lector a repasar la historia de los jóvenes Emil y Demian más de una vez. Obra de corte filosófico-psicológico, imprescindible para todos aquellos que gustan de la literatura que invita a la reflexión y a la introspección.


miércoles, 9 de octubre de 2013

0 "La vida conyugal" de Sergio Pitol (1991)


"Se casaron y vivieron felices para siempre" es una frase que no aplica en todos los casos . La vida conyugal puede traducirse en innumerables escenarios tanto positivos como negativos y cada quien puede hacer la interpretación que le convenga según la experiencia vivida. Esta novela corta de Sergio Pitol es precisamente un retrato de la vida matrimonial de una pareja aparentemente normal. Él, un empresario dedicado a la hotelería que ha logrado alcanzar un nivel de vida más que aceptable y acceder a un círculo social privilegiado, haciendo uso de todos los recursos a su alcance, lícitos e ilícitos. Ella, una abnegada mujer interesada por el arte y la cultura que logró dejar atrás su origen humilde. A simple vista todo parece marchar muy bien; sin embargo, las apariencias engañan.

María Magdalena Cascorro, o Jacqueline Cascorró como ella misma se hace llamar, concibe su matrimonio con Nicolás Lobato como un verdadero infierno, siente hacia su marido una profunda aversión, un desprecio tan grande que carcomió su deseo de vivir y acabó con su dignidad. Tras vivir una relación llena de infidelidades y atropellos, la salud mental y física de Jacqueline ha quedado sumamente mermada. Ella, como mujer práctica y con iniciativa que es, decide que el mejor remedio para su situación es matar a su marido.

Utilizando fundamentalmente la sátira, el autor narra las peripecias de Jacqueline en este proceso de matar a su esposo con el fin de librarse de él y gozar plenamente de su fortuna. A pesar del ahínco con el que esta mujer planea llevar a cabo este crimen, siempre termina envuelta en situaciones inesperadas que resultan muy chuscas. Sus continuas crisis emocionales, la torpeza de sus amantes, su compulsión por acceder al círculo de los intelectuales, hacen de Jacqueline un personaje entrañable, una mujer a la que todo lo que posiblemente puede salir mal le sale mucho peor.

El humor negro y el lenguaje coloquial que utiliza Pitol hacen de "La vida conyugal" una lectura amena y divertida. Me parece que esta novela se aparta un poco de las expectativas que genera, en lo personal yo esperaba un relato más centrado en la vida conyugal de esta pareja, en sus conflictos y desencuentros, en cambio, está enfocada en la perspectiva de Jacqueline acerca de su matrimonio. Conocer la perspectiva de sólo una de las partes hace difícil que la gente casada pueda identificarse. La vida conyugal da para describir muchas situaciones cómicas derivadas de la convivencia cotidiana; sin embargo, el relato de Pitol se constriñe a la inestabilidad emocional de Jacqueline y a su insatisfacción, al punto que pareciera que su matrimonio no es tan malo como ella piensa.

Es una obra entretenida, pero prescindible, creo que es el tipo de libro útil para matar el tiempo mientras esperas a que te atienda el médico, no más. Existe también una versión cinematográfica de 1993 dirigida por Carlos Carrera que tampoco destaca, además de que la adaptación omite algunos aspectos importantes de la novela.


miércoles, 2 de octubre de 2013

0 Las penas del joven Werther, de Johann W. von Goethe (1774)


En el prólogo de una vieja edición de Las penas del joven Werther, la ensayista española Carmen Bravo-Villasante escribió que para leer esta historia hay que haber amado, ya que de otro modo podría parecer ridícula o incluso incomprensible. Si bien esta conclusión puede parecer algo tajante en principio, la verdad es que por más intentos que se den para llegar a nuevas reflexiones sobre “el Werther”, ésta sigue siendo una de las mejores advertencias que se le puede hacer al lector que esté pensando en acercarse a esta triste historia (que nadie se diga engañado, las desventuras de nuestro protagonista se nos anuncian desde el título del libro): para entender a Werther hay que haber amado, y para ser más precisos, hay que haber amado apasionadamente, con locura, con desenfreno, con ardor… Claro que los románticos dirán que en realidad no hay otra forma de amar.

Ambientada a finales del siglo XVIII, esta es la historia de Werther, un joven aficionado a la pintura, la poesía y la naturaleza. Werther es un hombre sensible, apasionado, un espíritu libre y un romántico. Y como todo buen romántico que se precie de serlo, Werther tiene serios problemas para encajar en una sociedad más bien desteñida y ocupada en asuntos tan banales como los negocios y las reuniones de alta alcurnia. Hastiado de las convenciones sociales y del estilo de vida de la sociedad burguesa, Werther se retira a una pequeña cabaña en el campo, en busca del sueño bucólico. Allí pasa su tiempo leyendo poesía, dibujando, pintando y dando largas y revitalizantes caminatas a través de hermosos parajes… hasta que conoce a Lotte (“Carlota” en las ediciones que traducen incluso nombres y apellidos). Desde su primer encuentro con ella, Werther ve trastocada su paz interior, sabe que su vida no volverá a ser la misma, y poco a poco su mente y su corazón se verán envueltos en el ardor de un amor indómito e irrefrenable, pero tristemente nacido para perder: la bella Lotte se encuentra comprometida, vale decir, felizmente comprometida con otro hombre, Albert, quien contrario a lo que desearía Werther, no es precisamente un villano sino de hecho un buen hombre, fiel, cariñoso, trabajador, agradable y dedicado a hacer feliz a Lotte. En este escenario, cualquiera que alguna vez haya sufrido la desolación de un amor no correspondido comprenderá fácilmente cuáles son las penas del joven Werther.

Quizá una de sus cualidades más importantes de esta obra es la simplicidad con la que cuenta una historia tan profunda. En esta historia no hay seres de fantasía que requieran ser vencidos, no hay villanos que secuestren a la doncella o brujas que engañen al héroe para alejarlo de su meta. El drama está en otro lado, en la desolación del amor no correspondido. En este sentido, el drama de Werther y Lotte no es muy distinto al que alguna vez hemos experimentado la mayoría de los seres humanos. J. W. von Goethe, toma un historia de amor sencilla, cotidiana, realista, y la transforma en una obra colosal de la literatura. Las penas del joven Werther tuvo un origen tan realista, que de hecho está basada en la propia experiencia de Goethe, quien en su juventud también se enamoró sin esperanzas de una mujer casada, y de un amigo del escritor, quien sufrió el mismo destino que Werther.

“El Werther” no sólo significó un éxito instantáneo para su autor, quien pasó de ser prácticamente desconocido a convertirse en una de las primeras celebridades del mundo literario con tan sólo 24 años de edad, también tuvo un enorme impacto en la vida artística, cultural y social de la época: a la manera de los lectores de sagas juveniles del siglo XXI que se disfrazan de sus personajes favoritos, los jóvenes lectores del siglo XVIII también comenzaron a imitar el estilo, el comportamiento y los atuendos de Werther, lo que de hecho terminó por volverse una preocupación para las autoridades de diferentes ciudades europeas.

Por supuesto, quizá no todos los lectores se sientan identificados con Werther en el momento de leer esta obra, pero si en algún momento de su vida tuvieron la suerte de haberse enamorado sin esperanzas, comprenderán más fácilmente la triste historia de este joven, el amante desdichado de la literatura. A casi dos siglos y medio de distancia, la historia de Werther no ha perdido vigencia, después de todo, como el mismo Goethe afirmó: “Debe de ser malo, si no todos tienen un momento en su vida en el que sientan que Werther ha escrito solo para ellos”, aun en el siglo XXI.

 

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