miércoles, 16 de octubre de 2013

0 Demian, de Hermann Hesse (1919)


Publicada en 1919, ésta es la crónica del desarrollo emocional, intelectual y espiritual del joven Emil Sinclair, protagonista y narrador de la historia. Emil es un niño precoz en ciertos sentidos, curioso e  intuitivo, pero carente de valentía y débil de carácter y espíritu. Toda su infancia ha vivido inmerso en la comodidad y la seguridad de un “mundo luminoso” conformado por la protección que le brindan sus padres, y por el confort y bienestar de un hogar en el que no le ha faltado cariño ni sustento. Aunque hasta ese momento no ha conocido otro ambiente, intuitivamente comprende que más allá de las puertas de su casa comienza otra realidad, un polo opuesto a su orbe luminoso en el que reina la calidez y la paz: un “mundo oscuro”, marcado por la estridencia, la rudeza, la suciedad, la inseguridad y el salvajismo. Cierta tarde en la que él y otros chicos van a explorar un río cercano, Emil pronunciará una mentira infantil y corriente, que sin embargo lo apresará y arrastrará al “mundo oscuro” con la fuerza con la que una tormenta hunde una pequeña barca. En medio de este aprieto, Emil conocerá a Demian, el enigmático chico nuevo de la escuela. Este encuentro aparentemente azaroso marcará definitiva y trascendentalmente a nuestro protagonista, y le será vital no sólo para enfrentar sus primeros obstáculos en el “mundo oscuro”, sino durante toda la travesía emocional y espiritual que apenas ha comenzado. Como el Virgilio de Dante, Demian guiará a Emil a través de un viaje que tiene como meta encontrarse a sí mismo.

Éxito instantáneo desde su aparición (años de posguerra en los que la juventud se cuestionaba sobre el sentido de la guerra), Demian no sólo es la obra más emblemática del escritor suizo de origen alemán Hermann Hesse, también es una de las bildungsroman (“novela de formación” o “de “aprendizaje”) más populares, estudiadas y alabadas en la historia de la literatura y una de las que más claramente definen este subgénero de la novela. En Demian, Emil Sinclair rememora su paso de la infancia a la madurez, no ya físicamente, sino como una transición de la inocencia, la curiosidad y la fragilidad, a la templanza, al auto-conocimiento y a la independencia espiritual e intelectual. Para contar la historia de este tránsito, Hermann Hesse, a través de Demian, Emil y otros personajes, explora temas como la voluntad, la dualidad/indivisibilidad del bien y el mal (ambos, temas de corte nietzscheano), el inconsciente, el simbolismo, los sueños (temas relacionados con el psicoanálisis), la búsqueda de uno mismo, los instintos, la religión y el gnosticismo.

Como en toda novela de formación, se hace énfasis en los momentos difíciles, los obstáculos, los tropiezos y las angustias por las que el protagonista tiene que pasar, ya que es precisamente la lucha contra esas dificultades y las enseñanzas obtenidas de esas batallas, lo que va “formando” al protagonista y lo conduce a la siguiente etapa de su recorrido. Especialmente importante para Emil Sinclair serán los difíciles años de adolescencia, marcados por la ansiedad y la inquietud de la incertidumbre, las reflexiones sobre el amor, sobre el sentido de la vida, sobre la soledad, pero también por la búsqueda de algo más allá de lo banal y lo convencional, y especialmente por la búsqueda de sí mismo. Nuestro narrador no estará totalmente solo durante su travesía: además de Demian, su amigo y principal guía, Emil encontrará a su paso a otros personajes que, cada uno a su manera, le irán mostrando el camino a seguir, como Kromer, un brabucón que lo chantajea y tortura psicológicamente, Beatrice, una bella joven en la que materializa sus ideales más puros, o Pistorius, un excéntrico organista experto en esoterismo y religiones antiguas.

Si bien Demian es una novela particularmente popular entre jóvenes y adolescentes, no hay una edad límite para disfrutar de esta profunda y conmovedora historia. Se trata de una obra clásica que todo lector debe conocer en algún momento. Si bien por un lado Demian es una obra breve, ágil y clara en el lenguaje, ciertamente la profundidad de su mensaje y de las reflexiones que encierra invitarán al lector a repasar la historia de los jóvenes Emil y Demian más de una vez. Obra de corte filosófico-psicológico, imprescindible para todos aquellos que gustan de la literatura que invita a la reflexión y a la introspección.


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