Son muy pocos los temas que
podrían causarle al lector -o en cualquier caso, al ser humano-, más conmoción,
añoranza y ternura, que el del primer amor. Pocas cuestiones son tan claramente
universales y definitivamente inolvidables como el experimentar por primera vez
la impaciencia, y la inquietud que provoca el enamoramiento. Ciertamente, el
tema no se limita a una simple asunto sentimental: enamorarse por primera vez
no solo marca, evidentemente, la entrada al agitado y engorroso mundo del
romance, de las relaciones de pareja y de la doma de nuestras emociones y
sentimientos, también es señal inconfundible de que la madurez está en marcha,
y por tanto de que se acerca el fin de la infancia y la consecuente pérdida de
la inocencia, y por supuesto, es también el signo que precede al no menos
complejo descubrimiento y despertar de la sexualidad. En la novela breve, La gaviota, el escritor mexicano Juan
García Ponce, retoma estos complicados asuntos, y nos ofrece una obra ágil,
enternecedora y emocionante, totalmente alejada de los clichés, la
caricaturización y la cursilería en la que suelen caer los melodramas de romance
juvenil que tan en boga han estado en los años recientes.
Los primeros elementos que
destacan en La gaviota son la
simpleza y la universalidad. La ausencia de fechas exactas, nombres de los
lugares, y datos precisos de los personajes, nos habla de una historia
imperecedera que podría estar sucediendo en cualquier lugar. Ubicada en un
momento indeterminado, que podría ser 1970 lo mismo que podría ser el año
actual, esta es la historia del primer amor de Luis, un típico adolescente
mexicano de clase media, de edad incierta pero evidentemente en plena pubertad,
ese momento en el no se han abandonado por completo los comportamientos
infantiles, pero estos se mezclan con la vanidad, la presunción y la
exasperación, es decir, con los primeros rasgos de la madurez. Luis y sus
padres se encuentran pasando las vacaciones de verano en una cabaña sobre la
playa, en el que podría ser cualquiera de los pequeños poblados que se
encuentran en las costas mexicanas, un lugar cálido, tranquilo y simple. Pero
estas vacaciones serán diferentes e inolvidables para nuestro protagonista: sus
padres han invitado a una pareja de origen extranjero y su joven hija a pasar
las vacaciones de verano con ellos; así, Luis conoce a Katina, una bella y
exótica adolescente alemana que rápidamente le robará el aliento y la
tranquilidad, y lo llevará a experimentar sentimientos y sensaciones desconocidas
hasta ese momento.
A simple vista, puede
parecer típico e incluso predecible, que dos adolescentes en pleno despertar
sexual terminen embrollándose de alguna manera tras varias semanas de
convivencia diaria en un escenario paradisiaco, con poca ropa y poca supervisión
adulta. No obstante, La gaviota es
una historia que escapa de las predicciones y de las obviedades de la mayoría
de las historias de “amor adolescente”. Su estilo ágil, ligero, los simbolismos
utilizados (como la relación entre la luz y Katina), e incluso algunos momentos
sorpresivos de erotismo, dan como resultado una obra emocionante que se lee sin
descanso.
A diferencia de lo que
comúnmente se espera de una obra para adolescentes, La gaviota no es una historia “romántica”, con embelesadas
declaraciones de amor y escenas de heroísmo y conquista de la amada. Juan
García Ponce nos ofrece una historia mucho más simple, y en cierto sentido,
mucho más “real” y verosímil, sobre la confusión, el temor y el desenfreno que
genera el primer amor. Conforme avanza el relato, el lector acompaña a Luis en
una serie de experiencias totalmente nuevas para él, como la ansiedad que le
provoca perder de vista a Katina, los celos de verla divertirse con otros chicos,
los momentos en los que ante la mirada de los adultos tiene que fingir
indiferencia o incluso cierto desprecio hacia ella, pero también el placer de
los breves e inesperados roces y acercamientos de los cuerpos y la idílica sensación
de que en todo el mundo ya no existe nada más que ella.
El romance de Katina y Luis
se publicó por primera vez en 1972 en el libro Encuentros (que incluía otros dos relatos breves: “El gato” y “La
plaza”), sin embargo, La gaviota es
una obra que ha tomado su propio camino y reclamado su propio lugar en la
literatura mexicana. A principios del siglo XXI, tras la muerte del autor, el
relato fue rescatado y publicado ya en solitario, de modo que quedara claro su
carácter de novela breve. Además, la obra ha sido incluida en diferentes
antologías y colecciones, fue seleccionada por la Secretaría de Educación
Publica del gobierno mexicano para formar parte de la serie “18 para los 18”
(una colección de novelas breves de autores mexicanos, dirigidas especialmente
a los jóvenes), y fue seleccionada por el Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes para formar parte de la colección de sus “Salas de lectura” (pequeños
espacios de lectura instalados en diferentes puntos del país donde se fomenta
el acercamiento de la sociedad con los libros).
Si bien comúnmente se
recomienda la lectura de esta breve obra entre los adolescentes, es un error
pensar que solo ellos podrán disfrutarla. Si bien puede ser cierto que los
lectores más jóvenes se sientan inmediatamente identificados con alguno de los
protagonistas, con La gaviota los
lectores no tan jóvenes pueden volver a gozar y sufrir la maravillosa
experiencia de enamorarse por primera vez.
0 comentarios:
Publicar un comentario