La repentina y misteriosa muerte de sir Charles
Baskerville, adinerado benefactor de su comunidad, ha suscitado el temor y la
intranquilidad de los habitantes de Devonshire, quienes aseguran que la muerte
del filántropo está relacionada con una antigua maldición que pesa sobre la
familia Baskerville desde hace cientos de años. El doctor Mortimer, amigo del
fallecido, es quien recaba las primeras pistas para aclarar esta tragedia, pero
pronto se da cuenta de que no se enfrenta a un asesino común: el responsable de
la muerte de Baskerville parece ser una criatura traída del inframundo, “un
animal enorme y negro con forma de perro, aunque mayor que ningún otro jamás
visto”. Aunque Mortimer quisiera no creer en este ser infernal, su macabro
aullido se puede escuchar por el páramo tanto de día como de noche. El monstruo
debe ser detenido antes de que cobre la vida de su siguiente víctima: Henry, el
último miembro de la familia, quien ha llegado a la tierra de sus antepasados
para tomar posesión de la casa que durante siglos han habitado los Baskerville.
Así, el doctor Mortimer decide acudir con la única persona capaz de resolver
este misterio: el legendario e inigualable Sherlock Holmes.
Nos encontramos ante una de las más
extraordinarias novelas de detectives que se hayan escrito, y para muchos, la más
grande aventura del famoso detective de la calle Baker, Sherlock Holmes y su
socio y amigo, el doctor John Watson. Por cierto, quienes injustamente suelen
subestimar al doctor Watson y catalogarlo como mera comparsa de Holmes, en esta
aventura descubrirán que el noble y refinado doctor Watson es mucho más
intrépido, atlético y perspicaz que como lo suele mostrar la cultura popular.
Por supuesto, es difícil estar a la misma altura que Sherlock Holmes, un
personaje que no necesita mayor presentación.
Sin duda alguna, Holmes no sólo es el detective
de ficción más famoso de todos los tiempos, sino uno de los personajes más sorprendentes
e interesantes de la literatura moderna. Su astucia, su incisivo y muchas veces
torcido sentido del humor, su inigualable capacidad deductiva, su maestría con
la lógica y su enorme cúmulo de conocimiento sobre ciencias y artes han sido el
sello inconfundible del célebre detective por más de un siglo. Y no sólo eso: durante
mucho tiempo, las habilidades y el método holmsiano
establecieron el canon de todo buen detective, tanto en la Literatura como en
la cultura popular, e incluso hasta la fecha el personaje creado por Arthur
Conan Doyle sigue ejerciendo una enorme influencia: el personaje televisivo
Doctor House, el superhéroe de historietas Batman y el investigador medieval Guglielmo
da Baskerville son solo algunos de los ecos de Sherlock Holmes en la ficción contemporánea.
El enorme éxito que en tan solo unos años
alcanzaron las historias de Sherlock Holmes fue abrumador y extenuante para su
creador, Arthur Conan Doyle, quien agobiado por la sombra de Holmes, intentó
poner fin al personaje en 1893, en el relato El problema final. Sin embargo las encendidas reacciones de los seguidores
del detective lo obligaron a escribir una nueva historia en 1901, tras ocho
años de no haber escrito nada sobre él. Sin saberlo, Conan Doyle escribiría así
la aventura que inmortalizaría al personaje que tanta ofuscación le había
provocado y que consolidaría definitivamente el genero policíaco: El
perro de los Baskerville.
Esta emocionante historia de asesinatos,
maldiciones y seres espectrales, nos llevará a los tenebrosos y yermos páramos
de Dartmoor, en el centro de Inglaterra, donde guiados por el intrigante relato
del doctor Watson, descubriremos que nada es realmente lo que parece. Echando
mano de una prosa ágil y cautivadora, Conan Doyle logró una magnifica obra que
nos revela la constante tensión entre la superstición y la ciencia, entre lo
paranormal y lo terrenal. Sin duda, es un caso que sólo el detective más grande
de todos los tiempos podría resolver. Elemental.
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