Uno de los efectos que tiene el Premio Nobel de Literatura es que coloca a los galardonados bajo los reflectores. No importa si se trata de un escritor ampliamente conocido, como fue el caso de García Márquez en 1982 y de Harold Pinter en 2005, o de autores poco difundidos como Mo Yan en 2012. Invariablemente,la obra de los galardonados recibe una gran atención de manera casi automática.
El caso de la escritora canadiense Alice Munro no ha sido la excepción. Varios de sus textos han sido reeditados recientemente tras haber sido galardonada este año. La obra que nos ocupa es "Demasiada Felicidad", una compilación de diez cuentos en donde Munro presenta personajes tan disímiles como una matemática rusa que vivió a mediados del siglo XIX y un carpintero ficticio fascinado por los bosques canadienses cuya obsesión por la madera lo lleva a verse involucrado en un serio accidente.
Una de las características del relato corto es que el lector puede inferir desde temprano cuál será el curso que tomará la historia. Sin embargo, Munro logra mantener durante buena parte de sus cuentos el suspenso y va guiando el relato hacia desenlaces poco convencionales. Uno de los elementos que más llamó mi atención, es que durante buena parte de cada uno de los cuentos, pareciera que se trata de relatos mundanos sin mucha sustancia, pero a medida que se avanza en la lectura, los personajes se ven envueltos en situaciones limítrofe que los llevan a actuar de forma inesperada y que desencadenan una serie de acontecimientos que rompen completamente con la predictibilidad del relato.
La mayoría de los relatos están centrados en personajes femeninos. Mujeres de todo tipo, desde aquéllas que enfrentan situaciones adversas como la muerte de los hijos y la ruptura matrimonial hasta profesionistas que pugnan por sobresalir en sectores dominados por hombres. A pesar de que la perspectiva femenina destaca en este trabajo de Munro, los personajes no están encasillados en estereotipos ni existe una exacerbación de las virtudes de las mujeres, por el contrario, se les describe como seres imperfectos, con temores e inseguridades, pero también capaces de dominar sus propias emociones.
Como sucede con todas las antologías, existen relatos más interesantes que otros, según el gusto y la preferencia de cada lector; sin embargo, es indiscutible que la autora conoce y maneja muy bien este tipo de relato. Aunque la narrativa es compleja (hay constantes saltos en el tiempo y el espacio) Munro estructura muy bien el argumento de cada cuento. Asimismo, el manejo del lenguaje es impecable, pues Munro lo adapta de acuerdo con el perfil de cada personaje, utilizando los modismos que mejor transmiten sus características.
La apreciación de la obra de Munro es muy subjetiva, pero hay que reconocer, desde mi perspectiva, dos puntos destacables. Primero, el hecho de que conoce y domina el género del relato corto. Segundo, que se aprecia que Munro es una escritora que hace un trabajo importante de documentación e investigación previo a la escritura. Aun cuando se trate de relatos de ficción, las referencias históricas, geográficas y culturales que se encuentran en sus relatos evidencian que se toma bastante en serio su trabajo.
0 comentarios:
Publicar un comentario