Ingenioso, mordaz, polémico, culto,
extravagante y hábil con la palabra, son algunas de las cualidades que llevaron
a Oscar Wilde desde muy joven a convertirse en un miembro importante de las
escenas social y cultural del Reino Unido durante la segunda mitad del siglo
XIX. Precoz en la poesía y exitoso en la dramaturgia, Oscar Wilde fue sin duda
una figura de su época, y su filosofía y excentricismo influiría a artistas y escritores
durante muchos años más. Si bien el teatro fue el género en el que más éxito obtuvo
en vida, y sus cuentos infantiles y juveniles lo han hecho uno de los autores
más leídos durante generaciones, Wilde es también autor de una de las novelas
clásicas de la literatura moderna: “El retrato de Dorian Gray”, una sombría
historia de decadencia y corrupción, cuyo personaje principal se encuentra ya
arraigado en el imaginario occidental.
El protagonista de la historia es un atractivo,
apuesto y joven huérfano londinense, cuya belleza y encanto fascinan por igual
a hombres y mujeres. Dorian Gray es pues, un adonis recién salido de la
adolescencia. Embelesado por la gracia y la apariencia perfecta de este joven, el
pintor Basil Hallward decide pintar su retrato. En la casa del pintor, Gray
conoce a Lord Henry Wotton, un aristócrata irreverente, cínico y extremadamente
ingenioso, quien de inmediato ejerce su influencia sobre él, transmitiéndole su
hedonista visión del mundo, según la cual lo más importante en la vida es la
belleza y la satisfacción de los sentidos. Tras ver terminado su retrato, e
influenciado por las ideas de Henry Wotton, Dorian Gray se horroriza al comprender
que su bello aspecto se marchitará eventualmente, y desea conservar para
siempre la edad y la apariencia con la que lo han retratado. A partir de ese
momento, será el retrato de Dorian Gray el que envejezca, mientras que el Gray
real se conservará misteriosamente joven y lozano. Pero muy pronto, Dorian Gray
descubrirá que su retrato no sólo va dando cuenta de las huellas del tiempo,
sino también va revelando las marcas que su corrupción, su libertinaje y la
podredumbre en la que ha caído van dejando en su alma.
En esta novela, Wilde plantea una variante
victoriana a la clásica leyenda alemana de Fausto, aquella en la que el
protagonista intercambia su alma con el diablo a cambio de placeres mundanos,
aunque es interesante notar que en la versión de Wilde se deja de lado la
transacción espiritual y no aparece ninguna figura maléfica, al menos no una
que no sea enteramente humana, y nunca se hace explícito el mecanismo por el
cual el alma del protagonista queda atrapada en la pintura. La historia que nos
cuenta Wilde, se enfoca mucho más en la transformación del joven Gray, dócil,
influenciable e inexperto, y por lo mismo, sediento de placeres, conocimiento y
nuevas experiencias, en un hombre indiferente, arrogante, irascible, nocivo
para quienes le rodean, y capaz de cometer crímenes sangrientos sin mayor
remordimiento.
Publicada diez años antes de la muerte de
Wilde, la novela fue duramente criticada en el momento de su aparición y abonó
a impopularidad en la que el autor comenzó a caer hacia el final del siglo y de
su vida. No obstante, a casi siglo y medio de distancia, la dramática historia
del eternamente joven Dorian Gray se ha convertido merecidamente en un clásico
moderno, y frecuentemente se le hace mención en la cultura popular, ya que ha
sido llevada en múltiples ocasiones a la televisión, al cine, al teatro, ha
dado origen a musicales, proyectos fotográficos, una opera, ha inspirado
novelas contemporáneas de terror y de misterio e incluso se ha sugerido el
nombre de “Síndrome de Dorian Gray” para un trastorno del comportamiento humano.
En esta intensa obra, Wilde ahonda igualmente
en la infatigable búsqueda humana de la eterna juventud, el ideal estético, el
desdoblamiento, el mito faustiano, como también en el narcicismo, el hedonismo,
la vanidad, la corrupción, el libertinaje, y la moral; resultando un grotesco
pero fiel retrato de la naturaleza humana, muy parecido al horrendo retrato que
Dorian Gray mantiene bajo llave en un frio y abandonado estudio de su mansión.
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