miércoles, 5 de febrero de 2014

0 Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco (1981)

El escritor mexicano José Emilio Pacheco solía expresar su preocupación y su tristeza por el poco aprecio que, a su parecer, las personas muestran por la literatura. Bien conocido por su sobriedad y pesimismo, incluso llegó a declarar, tras depositar una “cápsula del tiempo” en el Instituto Cervantes en 2010, que no creía que su obra fuera recordada dentro de cien años.  Vaya pesimismo para ser autor de la que sin duda es una de las novelas mexicanas más conocidas y apreciadas entre los lectores de ese país: Las batallas en el desierto. Llevada al teatro, al cine, e incluso vuelta canción por una conocida banda de rock alternativo, ésta no es solo una de las novelas mexicanas más representativas de la segunda mitad del siglo pasado, sino que probablemente sea la más leída entre las últimas dos o tres generaciones de lectores de ese país. Si Pedro Paramo es la novela distintiva del México de la primera parte del siglo XX, el México rural y fantasmagórico, Las batallas en el desierto es la novela que retrata el paso a la modernidad, la vida de la ciudad, los cambios culturales, migratorios y políticos, un nuevo lenguaje y nuevas costumbres.

Carlos, protagonista y narrador de su propia historia, se transporta a los años de su intrincada infancia en la Ciudad de México a finales de la década de 1940 para hacer un recuento de los sucesos, lugares y personas que marcaron su niñez, y ciertamente, su vida entera. Esta es la historia pues, de un pequeño como cualquier otro, el hijo menor de una conservadora familia de clase media de la capital mexicana a mediados del siglo XX, época de posguerra, de retos y transformaciones, y para algunos, de oportunidades de progreso. Carlos recuerda las aventuras en la escuela, las riñas, los juegos, los primeros amigos, las calles donde creció, el entretenimiento y las costumbres de la época, la complicada convivencia familiar, los aprietos económicos, y las pretensiones y aspiraciones de una nueva clase que ya quería dejar atrás los años difíciles y treparse al tren de la modernidad y el desarrollo. La vida de Carlos transcurre en la simpleza de las diversiones y obligaciones de un niño de su condición social, hasta que conoce a Mariana, la joven y bella madre de su mejor amigo, de quien se enamora perdidamente. Este enamoramiento, aunque inocente e inofensivo, provoca en la vida de Carlos consecuencias más graves que las que uno imaginaría, y deja una huella imborrable en su vida.

Esta es, en buena medida, una historia de amor imposible. Si bien para Carlos, su encuentro con Mariana significa el descubrimiento del deseo y la sensualidad, su historia es la de un amor pueril, tierno, un amor “platónico”, aunque no por ello menos real y doloroso para el pequeño protagonista, quien experimenta por primera vez la mezcla de miel y hiel que traen consigo los asuntos sentimentales. Carlos es un personaje peculiar: aun siendo un niño, tiene la suficiente conciencia y comprensión para entender que su amor por Mariana es agua que va escurrirse entre los dedos. De hecho, a pesar de ser el más joven de los personajes de la novela, pareciera también ser el más sensato y razonable. Hay que entender que el protagonista de la novela es Carlos, el niño de quizá menos de diez años de edad, pero la historia es narrada por un Carlos ya adulto, maduro, quien está haciendo un recuento de los sucesos que vivió cincuenta años antes. Esta mezcla de inocencia y adultez convierte a Carlos en un personaje con el que resulta muy fácil identificarse.

José Emilio Pacheco murió el pasado 26 de enero de 2014, a los 75 años de edad, dejando un basto legado a los amantes de la literatura, que va mucho más allá de Las batallas en el desierto, aunque ciertamente es esta la novela por la cual es y será más recordado, especialmente entre los lectores mexicanos. Publicada en 1981, Las batallas en el desierto es una novela sin edad. Los lectores maduros siempre podrán acudir a este retrato de la época maravillosa que prometía un futuro mejor, moderno y multicultural, mientras que para los jóvenes queda este testimonio de un tiempo en el que la violencia no era la noticia del día, y las palabras y los objetos que ahora son cotidianos apenas llegaban al país. Adiós y gracias a José Emilio, como le gustaba ser llamado, porque Las batallas en el desierto nunca se acabarán.


 

The Readometer Project Copyright © 2011 - |- Template created by O Pregador - |- Powered by Blogger Templates